Al hablar de masaje acude a la mente la imagen de unas manos
trabajando sobre la piel.
Imaginarse unos pies en su lugar genera cierto respeto y desconfianza, por temor a que la presión resulte demasiado fuerte o a que el masajista no sepa regularla con efectividad.
Sin embargo, el comentario más habitual al acabar un tratamiento por parte de receptor es de gozosa sorpresa. Lo que imaginaba doloroso e incomodo se convierte en una sensación de sentirse más alto y expandido.
El comentario que más se escucha suele ser:”es justo lo que estaba buscando”. Numerosas personas preguntan con incredulidad:” ¿Todo el masaje me lo has hecho con los pies?”. Y lo que más importante, sienten como si hubieran desaparecido sus bloqueos o contracturas musculares.
Imaginarse unos pies en su lugar genera cierto respeto y desconfianza, por temor a que la presión resulte demasiado fuerte o a que el masajista no sepa regularla con efectividad.
Sin embargo, el comentario más habitual al acabar un tratamiento por parte de receptor es de gozosa sorpresa. Lo que imaginaba doloroso e incomodo se convierte en una sensación de sentirse más alto y expandido.
El comentario que más se escucha suele ser:”es justo lo que estaba buscando”. Numerosas personas preguntan con incredulidad:” ¿Todo el masaje me lo has hecho con los pies?”. Y lo que más importante, sienten como si hubieran desaparecido sus bloqueos o contracturas musculares.
Ese es uno de los aspectos centrales del masaje pedestre. Los pies son
capaces de movilizar una gran cantidad de sangre, líquidos y linfa, lo que
propicia un drenaje muy poderoso. Así se limpia la sangre residual en los músculos
y se pone el cuerpo en movimiento. Hay una descompresión general desde el punto
de vista físico como psíquico.
¿CÓMO DISCURRE UNA SESIÓN?
El tratamiento suele iniciarse con una exploración manual para
detectar las posibles patologías que puede presentar la persona:
zonas contracturadas, inflamaciones, diferentes temperaturas corporales,
pigmentación de la piel, alineación vertebral, asimetrías…
Este reconocimiento servirá también para que el profesional determine si existe alguna contra indicación para administrar la terapia.
Este reconocimiento servirá también para que el profesional determine si existe alguna contra indicación para administrar la terapia.
La cuestión que produce mayor respeto a hasta temor para quien
desconoce esta técnica es imaginarse a otra persona situada de pie sobre su
espalda.
Pero lo cierto es que la mayoría de “pedipulaciones “ se realizan con un solo pie; de ese modo el peso corporal descansa sobre el otro pie de terapeuta y constituye la base del equilibrio.
Pero lo cierto es que la mayoría de “pedipulaciones “ se realizan con un solo pie; de ese modo el peso corporal descansa sobre el otro pie de terapeuta y constituye la base del equilibrio.
Según las características de receptor, el masajista ejercerá cómodamente una presión que puede ir desde 1
hasta 100 kg, si bien 20 kg es la presión aproximada media de trabajo.
Este amplio abanico de presiones muestra la capacidad de control que depara esta técnica.
Este amplio abanico de presiones muestra la capacidad de control que depara esta técnica.